Corre Pedalea

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La ultradistancia

Recorridos hay de muchos tipos y casi podríamos asegurar que, para cada deportista, hay un tipo de terreno y una distancia predilecta. La variedad enriquece, y cuantas más disciplinas disfrute un deportista, mayores sensaciones experimentará en cada una de ellas. Me gusta pensar que, cuantas más cosas puedas disfrutar, más rico serás en experiencias, tanto personales como compartidas, sea cual sea el ámbito.

Explicar qué representa la ultradistancia es algo muy personal. Un ultramaratón no es únicamente una carrera más, es un reto personal que cada persona vive y experimenta a su manera.

La motivación nace desde dentro. No te obligues a experimentar lo que representa la ultradistancia, si no lo tienes claro, no pasa nada, es muy probable que tu distancia sea otra, y las sensaciones que vivirás serán igualmente fantásticas. No te impongas la presión de hacer distancias cada vez más largas si realmente no lo deseas. Como he dicho, hay carreras para todos los tipos de deportistas.

La larga distancia representa un reto personal diferente para cada persona. Si lo piensas, sería arriesgado aventurarse a correr o a pedalear recorridos de horas y horas con infinitas subidas y bajadas en un terreno muchas veces hostil. ¿Compensa tanto esfuerzo? Seguramente este sea el motivo que nos lleva a desafiar distancias que se escapan de nuestras manos o, mejor dicho, de nuestras piernas. La sensación de incertidumbre, de no tener muy claras las diferentes emociones que vivirás, tanto a nivel físico como mental, las dudas que van apareciendo los días y horas previas... Seamos sinceros, nunca estamos convencidos al 100 % de que seremos capaces de completar ese recorrido que tanto deseamos.

Un ultramaratón te enseña muchas cosas: la constancia, que se convierte en esa amiga que día tras día te acerca a cualquier objetivo que te propongas durante tu vida, la adaptación a circunstancias que no puedes controlar y la consecuente adaptación a escenarios probablemente no contemplados, a saber aflojar cuando el cuerpo y la mente lo piden, a parar y retomar con más fuerza y con la vista más clara, a compartir e intentar dar importancia a lo que realmente es importante.

Así es un recorrido de ultradistancia: avanzar a un ritmo constante, adaptarte a las diferentes circunstancias, saber parar cuando el cuerpo te pide un respiro y pensar en lo magnífico que es estar viviendo tu reto, aunque la carrera te esté exprimiendo en ese momento. Sobre todo, intentar no darle más importancia de la que tiene. Simplemente, correr, simplemente, pedalear y compartir la experiencia individual con aquellas personas que realmente son importantes en tu vida. Reconozco que, en mi caso, no tendría sentido enfrentarme a ciertas distancias sin la compañía de las personas que deseo. Me gusta poder compartir con ellos todas las sensaciones que brinda este fantástico mundo de la ultradistancia.

La ultradistancia necesita paciencia, estrategia, saber interpretar sensaciones y no dejarse llevar por las emociones. No perder el norte cuando te sientes eufórico y no hundirte cuando la fatiga aparece.

Me gusta recordar algunas fases: la primera, “todo se acaba”, y reconozco que me funciona, sobre todo en esos momentos en los que las percepciones corporales no son ideales. La segunda, “no tomar decisiones durante un mal momento dónde tu campo de visión se reduce únicamente a unas zapatillas o a una rueda”. Tarde o temprano, empezarás a bajar, y las sensaciones cambiarán al 200 %, y lo que parecía un escenario demasiado exigente se vuelve mucho más amable. La tercera es, simplemente, “vivir el regalo de poder estar viviendo aquello que tantas veces te has imaginado quedándote dormido”. Será brutal conseguir el reto con cada una de las sensaciones que experimentarás durante el camino.

La ultradistancia te recuerda que, para conseguir lo que te propongas en la vida, necesitarás pasar por un sinfín de escenarios que, si realmente deseas, encontrarás la manera de superar.